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sábado, 22 de mayo de 2010

Entre el cielo y la tierra


Una fusión de rock, metal y sonidos de Medio Oriente. Un grupo místico con letras existencialistas que indagan en la misión de cada uno en este mundo.

Hay un mundo que está esperando que lo iluminemos". Esas palabras, provenientes de su rabino, liberaron la puerta de contención musical de Eliezer Barletta, cantante de Atzmus.
El, un judío jasídico, es la cara de este flamante grupo de metal que desde su nombre intriga. "Atzmus quiere decir 'esencia' en hebreo, pero no es la esencia de las cosas, sino de Dios. Es inexplicable", dice la voz.

La banda, que sólo teloneó a Adrián Barilari (y tocará el próximo lunes en el Teatro del Centro), ya cuenta con disco propio y un videoclip con el nombre del álbum: Ciudad de luz. "Tomamos la energía pura del rock, que no es violenta, y la pusimos en recipientes de luz. Somos cuatro vínculos espirituales y no un grupo religioso, sino místico", define Barletta.
Atzmus es un crisol de géneros musicales entre sus miembros. El violero Emanuel Cohenca viene del heavy clásico, el bajista Javier Portillo tiene raíces del funk y la música negra mientras el batero Josué Arrúa es sesionista y experto en rock gospel. Junto a Barletta, un devoto de los sonidos con "color y olor a arena", gestaron una fusión que deambula entre el metal, el rock y los sonidos de Oriente. "Yo elaboré riffs desde elementos de la música mizrají", ejemplifica Emanuel.

Al escuchar el tema del video (¡con un estribillo súper pegadizo!) da la impresión de que este grupo de amigos busca clonar a System of a Down. Pero no, al escuchar el álbum, la propuesta es muy distinta. "Afinamos bien abajo (en Si), la tensión de las cuerdas, los yeites de la bata y el agregado 'arenoso' en la voz de Eliezer nos identifica", dice Javier.

La grabación del disco fue veloz después de que el sello Don't Pay Music los escuchara grabando un demo en el estudio. Hubo un flechazo musical mutuo, el mismo que sintió Eliezer en su pecho cuando afloraba ese despertar rockero. "Recurrí a mi rabino para buscar su consejo. Y él, un sabio anciano, me preguntó: '¿Qué música te gusta?'. A lo que le respondí que siempre hice rock. Y me dijo: 'Hacé rock, cantá en castellano y vas a tener mucho hatzalajá' (éxito, en hebreo). Más que un consejo fue una bendición que me impartió", rememora Eliezer.

La ideología de Atzmus va más allá de lo musical ya que busca tirar abajo las barreras de lo religioso y meterse de lleno con la espiritualidad. Por eso, Eliezer profundiza en el concepto lírico.

-¿Cómo se gestan las letras?

-Me encierro en mi pieza y las trabajo tranqui rodeado de varios libros sagrados que tienen que ver con la espiritualidad del alma, como La Biblia o el Zohar junto a otras escrituras del Kabalá.

-¿Y de qué tratan?

-Son existencialistas. Buscamos responder temas como la reencarnación del alma o dónde estuvimos antes de habitar este cuerpo. Eso trasciende cualquier religión. Busco responder cuál es mi misión en el mundo. Creo que ahí cobra sentido la vida.

-Un disco listo, un videoclip con miles de visitas en YouTube, un show. Todo en menos de un año.

-¡Baruch HaShem! ("¡Bendito sea Dios!", en hebreo). Estas cosas no las adjudicamos a la casualidad, sabemos que es la visión divina que nos acompaña.

-¿Cómo se definen musicalmente y cuál es la misión del grupo?

Javier: -Somos una banda de rock que queremos traer el Cielo a la Tierra.

Por: Pablo Raimondi

Fuente: www.si.clarin.com

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